¿Podemos evitarnos la crisis de la mediana edad?

Sí, y mucho más que evitarla, podemos tranformarla en una alta e inimaginable plenitud.

Me di cuenta atravesando mi propio proceso, sin darme cuenta, solo escuchando lo que en mí nacía decir, ser, hacer.  Era una voz muy fuerte que me decía: “no intentes ser lo que no eres, no intentes encajar en los moldes que no están hechos para ti”. Poco a poco he ido escuchando esa voz, dándole espacio, y ha sido justo lo que me ha llevado a transformar por completo mi vida, mi visión de casi todo y lo más hermoso, es que ha sido siendo más yo.

Lo complejo es que a medida que crecemos vamos fortaleciendo la idea de que es al revés; encajando, “haciendo lo que debemos hacer”, siguiendo algún tipo de renglón, fórmula, disfrazando cada vez más lo que somos, y pensamos que eso es lo que nos va a hacer crecer, pero al final nos lleva a que puede que consigamos ese anhelado dinero, pero la sensación de vacío va a ser ineludible, porque no es cómo logramos las metas, es desde qué lugar las estamos consiguiendo. La mayoría vivimos en el piloto de hagamos por hacer, por demostrar, por conseguir. Pero eso no le llena verdaderamente al alma, a tu ser.

Normalmente lo que ocurre es que en nuestra vida conocemos alguna persona con algo de éxito (que encaje en lo que para nosotros es éxito) y creemos que debemos ser más como esa persona, los volvemos referentes. Pero eso solo es una perspectiva nuestra a la que decidimos aferrarnos; amasar dinero, alcanzar la fama, tener una pareja o hijos, puede que no sea necesariamente lo que a ti te haría feliz. Lo que el éxito y la felicidad significan para cada uno es demasiado subjetivo para que lo intentemos meter en un estándar o molde en el que todos debemos caber.

Solo quienes se atreven a crecer desde lo que los apasiona, lo que hace vibrar su corazón, pueden sentir la plenitud acompañada de esa abundancia material. De lo contrario, no va a suceder y ahí es cuando llega la famosa crisis de la mediana edad; adultos casados, con familia, con buen trabajo, casa, carro, títulos y con una sensación de “no me siento pleno”.

Porque no son las metas logradas las que nos llenan el espíritu, y por eso cada vez más actores exitosos como Jim Carrey, Matthew Perry, Will Smith y en Colombia Juan Pablo Raba y Andrés Parra comparten lo que sintieron al alcanzar el éxito y el reconocimiento en sus carreras, y luego llegó un tremendo vacío y cuestionamientos sobre por qué eso no bastaba para sentirse plenos. Incluso teniendo todo su hogar en orden con esposa, hijos, y todo aparentemente bien chuleado. La felicidad de ese reconocimiento es fugaz, y da la percepción de que con eso ya se resolvió esa búsqueda de vida, pero no es así. Una vez pasa la euforia del momento, la vida se resume en con quién compartes tu vida, de qué manera la vives, cómo está tu cuerpo, cómo está tu mente, lo que haces en el día a día, ¿te llena el alma? Porque salir al estrellato, conseguir fama u obtener bienes materiales, solo te dará unos cuantos momentos eufóricos, y luego llegará el vacío, preguntas como ¿por qué eso no bastó?

Nadie nos enseña esa vía para sentir esa verdadera plenitud. Por eso no importa si tienes millones en la cuenta, carro, títulos, unas cuantas relaciones que frecuentes, o una familia. Si todo eso lo has construido desde un lugar diferente a lo que tú eres, esa sensación de paz no va a llegar.

Cada día elige desde lo que tú eres, lo que te apasiona de verdad, elige personas que reconozcan tu valor, construye vínculos desde la verdadera conexión, no por demostrar, no por chulear checklist sociales. Si vas a invertir dinero en casas o coches, hazte las preguntas “¿desde qué lugar lo estoy haciendo?”, si es para cumplirle a los demás, no lo hagas. Decide solo en la vía de lo que te haría expandir más lo que ya eres, así vas a ver como eliminas bloqueos para crecer tanto en lo material como en todas las áreas.

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